Redondo
como una cazuela,
tiene un ala y no vuela. SOMBRERO |
El
pie tapo al instante
igual que si fuera un guante. EL CALCETÍN |
Redondito
como un aro,
de oro o plata suelo ser; en los dedos de la mano muchos me suelen poner. EL ANILLO |
Tienen
justo cinco dedos
como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano. LOS GUANTES |
En
las manos de las damas
casi siempre estoy metido; unas veces estirado, y otras veces encogido. EL ABANICO |
Dos
buenas piernas tenemos
y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar. LOS PANTALONES |
Por
la noche me lo pongo,
por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito. EL PIJAMA |
En
una casa de cuero |
Si
eres muy inteligente, |
Alrededor
de tu cuello
dos alitas bien plantadas; no tienen plumas ni vuelan, ni se mueven para nada. EL CUELLO DE LA CAMISA |
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