Redondo como una cazuela,
tiene un ala y no vuela.

SOMBRERO
El pie tapo al instante
igual que si fuera un guante.

EL CALCETÍN
Redondito como un aro,
de oro o plata suelo ser;
en los dedos de la mano
muchos me suelen poner.

EL ANILLO
Tienen justo cinco dedos
como la mano;
se rellenan en invierno,
se vacían en verano.

LOS GUANTES
En las manos de las damas
casi siempre estoy metido;
unas veces estirado,
y otras veces encogido.

EL ABANICO
Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar,
pero el hombre sin nosotros
no se puede presentar.

LOS PANTALONES
Por la noche me lo pongo,
por el día me lo quito
y en la siesta lo uso un poquito.

EL PIJAMA

En una casa de cuero
hay cinco hermanos distintos;
que lo adivines yo espero.

EL ZAPATO

Si eres muy inteligente,
lo podrás adivinar:
van puestas en mi nariz
y sirven para mirar.

LAS GAFAS

Alrededor de tu cuello
dos alitas bien plantadas;
no tienen plumas ni vuelan,
ni se mueven para nada.
EL CUELLO DE LA CAMISA