Monta las
claras con una pizca de sal en un recipiente, con ayuda de unas
varillas.
Bate insistentemente
hasta que estén levantadas y duras.
Acto seguido
y sin dejar de batir, añade, poco a poco, el azúcar.
Una vez
echado todo el azúcar, sigue montando con energía
y en unos tres ó cuatro minutos el merengue estará
listo para servir.